
16 May ¿Te duelen los pies? Consulta a tu farmacéutico
Así es como tu farmacia ayuda a suavizar el dolor de pies del paciente
En plena temporada de bodas, bautizos y comuniones, que en muchas mujeres implican el uso de calzado de tacón o con diseños distintos de los que utilizamos en nuestra vida cotidiana, nos parece oportuno reflexionar sobre los pequeños problemas de los pies y cómo ofrecer la mejor solución desde la oficina de farmacia. Hablamos de juanetes, dedos en garra y en martillo, metatarsalgias, fascitis, talalgias, y desde la Vocalía de Ortopedia aprovechamos para hacer un repaso.
Muchos de los problemas que nos dan los pies pueden tener un componente genético pero normalmente aparecen cuando a este componente hereditario les sumamos unos hábitos inadecuados, especialmente de calzado.
Debemos recalcar, por tanto, que aunque desde la farmacia dispongamos de distintas “ayudas” para paliar las molestias, lo mejor es siempre evitar los zapatos que nos causen problemas. Si aparecen “deformidades” de los pies en el adulto, por norma general no tienen más corrección que la cirugía.
Evita (o cuando menos dosifica) los tacones
Los zapatos de tacón alto desplazan nuestros puntos de apoyo hacia la zona delantera del pie, los metatarsos, dando lugar a dolor en esa zona conocido como metatarsalgia (quien no lo haya sufrido alguna vez con esos zapatos tan divinos para una boda que tire la primera piedra), callosidades o apoyos no naturales en los dedos como el dedo en martillo o el dedo en garra. Este apoyo desplazado hacia adelante hace también que tengamos más posibilidades de esguinces de tobillo, problemas en rodillas, columna, etc. El uso de plantillas que amortigüen la zona (bien completas, de medio pie o de la zona delantera,) puede ayudarnos. También los dediles y “ratoncitos” (si tienes curiosidad, acércate a tu farmacia y que te expliquen lo que es).
Calzado estrecho
Si añadimos además una puntera estrecha en los zapatos de uso diario, la aparición de juanetes es más que probable. Este tipo de calzado puede dar lugar también a largo plazo a la aparición de otros problemas como que se nos monten unos dedos sobre otros debido a la falta de espacio. Los separadores de dedos, de distintos tipos y grosores, pueden ayudarnos en esta tarea. También los denominados correctores de juanetes nos mantendrán la articulación en posición antiálgica (indolora o que evita el dolor).
El calzado estrecho también puede dar lugar a rozaduras, ya sea con el propio zapato o de los dedos entre sí. Los apósitos de hidrocoloide u otros materiales y los dediles o protectores mantendrán protegidas las zonas del roce. Si además padeces diabetes debes prestar especial atención al cuidado de tus pies, evitar todo aquello que pueda ocasionarte roce y consultar antes de usar apósitos, pues tienes más propensión a que se te hagan heridas y menor capacidad de curarlas.
Calzado plano y chanclas
Pero no sólo el tacón alto puede darnos problemas. Zapatos demasiado bajos o sin amortiguación cargan más la zona del talón, pudiendo dar lugar a talalgias y fascitis, que mejorarán con el uso de plantillas o taloneras con descarga en esa zona.
Mención aparte merecen las chanclas “flip-flop”, que deberían ser utilizadas sólo para lo que fueron diseñadas en un principio: piscina, playa y ducha. Este tipo de calzado tiene poca amortiguación (sí, otra vez repetimos la palabra, quizá será porque es importante) y tampoco tienen sujeción en empeine o tobillo, por lo que nos exponemos a torceduras y esguinces, además de hacer que nos cansemos más debido a que tenemos que estar tirando literalmente del calzado en cada pisada, que va golpeando el talón con la consiguiente posibilidad de fascitis o talalgia.
Escucha los consejos de nuestra vocal de Ortopedia
Precisamente hace unos días se abordó este tema en el espacio Vive! Con salud de Vive! Radio Valladolid en el que colabora a título particular Ana Teresa Jódar Pereña, vocal de Ortopedia del COF Valladolid. Escucha sus consejos aquí.